Es perfecta. Combinación de chocolate blanco y queso crema… impecable.
Lo mejor de esta maravillosa Cheesecake es que es mucho más fácil a la hora de prepararla de lo que puedas pensar. Para hacer la base, yo coloco las galletas de miel en una bolsita de plástico cerrada y luego simplemente paso el rodillo sobre éstas para que se rompan en trocitos pequeñitos, procurando que todas queden más o menos del mismo tamaño; luego, uso la misma bolsita para poner bien pareja la capa de galletas trituradas. Así de fácil.
Precalienta el horno a 325º F / 160º C. Mezcla los trocitos de galleta con el azúcar y añade la mantequilla. Forra el fondo del molde con la mezcla, utilizando la palma de la mano dentro de una bolsita plástica. Hornéala durante 10 minutos, retírala del horno y déjala enfriar. Reduce la temperatura a 300º F / 150º C. Para hacer el relleno, bate el queso crema con el azúcar y la vainilla hasta obtener una mezcla homogénea. Agrega los huevos uno a uno. Es importante que cada uno esté bien integrado antes de añadir el siguiente. Incorpora las gotas de chocolate blanco y vierte la mezcla en el molde, sobre la base horneada. Hornea durante 40 minutos o hasta que el centro esté firme. Refrigera durante tres horas en la nevera o durante toda la noche. Prepara los rulitos de chocolate blanco utilizando el pelador de papas y con ellos decora la Cheesecake.