Sedosa y colorida, esta deliciosa sopa de calabaza tiene un ligero toque de mandarina que la hace aún más especial.
Adoro la crema de auyama, tan delicada, tan sedosa, tan casera. A mí me gusta ponerle jugo de mandarina, pero si prefieres un sabor más nuestro, omite la mandarina y ponle cubitos de queso blanco.
En una olla derrite la mantequilla y sofríe el ajoporro, el cebollín y la cebolla hasta que ésta esté transparente. Vierte el consomé e incorpora la calabaza en trocitos y la sal. Lleva la mezcla a un hervor, reduce el fuego y cocina durante 20 minutos sin tapar la olla. Cuando la calabaza esté suave, procesa en la licuadora con cuidado de no quemarte. Vierte la sopa nuevamente en la olla, agrega la crema para batir y la nuez moscada. Cocina durante cinco minutos más. Retira la olla del fuego y añade el jugo de mandarina. Decora con ciboulette picadita. Sírvela bien caliente.