Siembra en casa una matica de albahaca para tener todo el sabor de las hierbas frescas a la mano.
Siempre compro albahaca fresca para incorporarla a mis platos o a las salsas para pastas, pero ahora decidí tener mis propias plantas en un pequeño huerto en el jardín… así que ya nunca faltarán en mi cocina las hierbas más frescas. Si todavía no has sembrado tu huerto en casa, compra las plantas en macetas y aprovecha todo el aroma y el sabor de las hierbas recién cortadas.
También conocida como basílico, la albahaca fresca es un ingrediente básico de la cocina mediterránea, tailandesa y vietnamita. Esta hierba es de origen hindú y su nombre deriva de basilikon, que significa “real”, pues en la antigüedad fue venerada en Grecia y Roma como una planta sagrada.
Se dice que existen más de 60 variedades de albahaca pero las más comunes son la verde y la morada, plantas fáciles de encontrar en los viveros. La planta es extremadamente frágil y puede medir entre 20 y 50 centímetros de altura. Sus hojas son redondeadas y de color verde fuerte o morado. Estas pierden el aroma cuando la albahaca florece, por lo que es recomendable consumirlas antes de que aparezcan sus pequeñas florecitas blancas.
Es preferible no combinar la albahaca con otras hierbas ni con vinagre; más bien combínala con aceite de oliva, limón, tomate o aceitunas, los clásicos ingredientes de la cocina mediterránea.
Cuando compres albahaca, sólo lávala momentos antes de utilizarla. Si quieres que se mantenga fresca durante más tiempo en la nevera, envuélvela en un papel absorbente ligeramente húmedo. También puedes colocarla en una bolsita plástica bien cerrada dentro de la nevera o guardar sus hojas en un frasco, cubiertas con aceite de oliva.
Si se trata de albahaca seca, consérvala herméticamente cerrada y en un lugar oscuro y fresco para que no pierda su aroma y sabor.
Podrás picar la albahaca con un procesador de alimentos, pero la forma más práctica es utilizando un cuchillo, siempre y cuando éste esté bien afilado. Separa las hojas de los tallos y forma con ellas un rollito. Ponlo sobre la tabla de cocina y córtalas en tiritas. Apoya el cuchillo sobre las hojas de albahaca y córtalas con un movimiento de vaivén según el tamaño deseado.