Una versión diferente de los tradicionales suspiros, esta vez con una forma muy especial.
Esta versión de los clásicos suspiritos siempre es bien recibida y apreciada por todos. Utilízalos para decorar tus postres o simplemente, para comértelos solitos… uno a uno. Invita a tus niños a prepararlos. Una tarde con ellos en la cocina resulta siempre una actividad especial.
Precalienta el horno a 400º F / 200º C. Forra una bandeja para hornear con papel de horno. Bate las claras a punto de nieve. Cuando formen picos firmes, añade poco a poco el azúcar y sigue batiendo hasta que los ingredientes estén bien integrados. Añade el jugo de limón. Llena una manga para decorar con el merengue y forma unos merenguitos con la forma tradicional. Sumerge una cucharita en agua fría y, con la parte posterior, moldea la cabeza del hongo para que quede bien redonda. Para los tallos, prepara unos suspiros alargados. Mete la bandeja en el horno, cierra la puerta y apágalo. Cuando el horno esté frío, los suspiros estarán listos. Derrite el chocolate en baño de maría. Cuidadosamente, sumerge la punta de los tallos en el chocolate derretido y únelos a los merengues redondos. Déjalos secar bien boca abajo. Si lo prefieres, puedes reservar un poco de merengue para unir la cabeza del hongo al tallo. Para decorar los honguitos, utiliza un colador bien fino para espolvorear el cacao en polvo.